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'Ciberseguridad': Los agujeros están en todas partes


Hace apenas diez días, un ataque de 'ramsomware' estalló en medio mundo e impactó a 172 países. Empresas de todo signo y de toda actividad corrieron a comprobar sus sistemas para contener la hemorragia de seguridad -en el caso de los que se vieron afectadas- o poner los diques necesarios para no ser infectados.


En España los costes derivados de este software malicioso se elevan hasta cinco millones de euros, una cifra tampoco excesivamente disparatada teniendo en cuenta que los responsables de 'Wannacry' consiguieron hacer blanco en Telefónica.


Aunque toda esta historia parezca alejada del común de los mortales, no es así. Da igual que seas una multinacional, un autónomo o un universitario en prácticas. La vía de contagio es la misma: un dispositivo conectado a internet. Ya sea un ordenador, un portátil, un móvil o una tableta. Cualquiera de estos aparatos, presentes en casi todos los hogares, puede ser una puerta con la que los cibercriminales pueden lucrarse.


Aunque no hay cifras asociadas, el propio 'Wannacry' pudo afectar a cualquier usuario. La condición es que hubiesen estado conectados de alguna manera a una de las redes de los afectados. Eso reduce notablemente las posibilidades, pero no las elimina.